
El Riesgo de la Malarioterapia: Una Historia de Valentía y Sacrificio
La Malarioterapia fue una técnica médica utilizada en el pasado para tratar la sífilis y otras enfermedades infecciosas. Consistía en infectar a un paciente con malaria con la finalidad de tratar su enfermedad. En este artículo, se explorará la historia de la Malarioterapia, las repercusiones que tuvo en sus pacientes y los avances médicos que permitieron su abandono en favor de terapias más seguras y efectivas.
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Antiguamente en el siglo XIX, la sífilis, una enfermedad de transmisión sexual que hoy en día es tratable, era considerada mortal y hasta cobro la vida de uno de los más grandes pensadores de la época, el filósofo alemán Friedrich Nietzsche.
Friedrich Nietzsche
Pero existía una persona totalmente obsesionada con tratar esta enfermedad, el doctor Julius Wagner Jauregg quien era un psiquiatra de la época. Contaba con dos habilidades únicas: se le daba bien identificar patrones, y lo que otros consideraban <una locura>, para el era mera <audacia>.
Su especialidad eran los pacientes con neurosifilis grave, en aquel entonces una enfermedad letal contra la que no se disponía de ningún tratamiento.


Julius Wagner-Jauregg
Empezó a reconocer un patrón: los pacientes de sífilis tendían a recuperarse si habían tenido la mala suerte de tener fiebre prolongada como consecuencia de una afección no relacionada.
Wagner-Jauregg supuso que aquello se debía a una intuición que había estado ahí durante siglos, pero los médicos no comprendían bien: la fiebre juega un papel importante ayudando al cuerpo a combatir las infecciones.


Así que saco la conclusión lógica y a principios del siglo XX, Wagner-Jauregg comenzó a inyectar a algunos pacientes cepas poco peligrosas de la fiebre tifoidea, de la malaria y de la viruela para provocarles una fiebre lo bastante intensa como para terminar con su sífilis.
Eso era tan peligroso como puede uno imaginarse. Algunos de sus pacientes murieron por culpa del tratamiento.


Foto de Wendy Scofield en Unsplash
Después de algunos casos trágicos de ensayo y error, su experimento funciono.
El doctor Wagner-Jauregg finalmente se quedó con una versión leve de malaria, la cual podía contrarrestarse con efectividad con quinina tras unos cuantos días de fiebre terrible.


Cinchona, planta de donde se extrae la Quinina. Imagen extraída de Sutori
Wagner-Jauregg informo de que seis de cada diez pacientes de sífilis tratados con “Malarioterapia” se recuperaban, esto representaba el doble en comparación con los pacientes que se curaban si no se aplicaban el tratamiento.


Foto de Owen Beard en Unsplash
Esto le hizo acreedor a ganar el Premio Nobel de medicina en 1927. Actualmente, la institución sueca indica:
“La principal obra que ocupo Wagner-Jauregg a lo largo de su vida profesional fue el empeño por curar enfermedades mentales provocando fiebres”.


El frente de la medalla del premio Nobel. Foto: Alamy Stock Photo / Be&W


Alexander Fleming
Finalmente, el descubrimiento de la penicilina en 1928 por el equipo de investigación de Alexander Fleming abrió paso al desarrollo de los antibióticos.
Para suerte de todos dejando a la Malarioterapia y varios otros tratamientos para tratar infecciones bacterianas obsoletas.
